Vamos Vamos Vamos Vamos Vamos
Mi Amigo Invencible es la mejor banda del país en este momento. Afirmo esto con los pies sobre la tierra y fundamentos fundamentales fundamentalistas. Tienen los años, la experiencia, el hambre justo y la sabiduría de manejarse y reinventarse.
La banda mendocina pasó por todos los estados. Se grabó de forma amateur, consiguió público y estalló en un punto de creatividad interesante. La Danza de los Principiantes subió la vara de la emoción desde Cuyo pero con un pie en todo el país. Tiene el sentimiento, la rabia y el misterio como estandartes en los más de cuarenta minutos de duración.
Luego vinieron sendos Nicetos encendidos de gente (presencié uno de ellos en mi debut oficial como espectador), una dupla de EP’s que marcaban un cambio de rumbo desde la sicodelia y hacia el pop. Perdieron gente importante en el camino, y eso significó reinventarse de manera obligada para poder continuar con el flujo artístico y de trabajo. Cuando Mariano Castro, miembro fundador de MAI, decidió dar un paso al costado, las bases temblaron pero la consistencia del proyecto generó una inercia inmediata.
El resultado a esa incertidumbre, sumada al contexto de la Argentina y la sociedad en ese 2019 complicado, logró en Dutsiland que se disipen las dudas. Suena espectacular, parece no tener nada y tener todo al mismo tiempo. El mensaje es creíble y certero, con necesidades varias y gritos silenciosos de supervivencia.
El verano 2020 los arrojó en mi ciudad, dentro de un Festival imposible llamado “Fuego Dentro”, celebrado en GAP. Eran mil bandas en un lugar cerrado, mal administrado y con una organización paupérrima. El Line Up decía un horario, la realidad impuso otro. Todo se atrasó y obligó a que muchas bandas lastimosamente tengan que reducir sus sets. Un suceso que debía concluir a las dos de la mañana con la reina Juana Molina concluyó 4 horas más tarde con la misma protagonista (que seguramente no vuelva más a Mar del Plata y no la culpo).
Mi Amigo Invencible se subió al escenario en el medio de tanta vorágine, tocó casi media hora y serenó al mundo. Venía sonando mal la cosa, con mucha gente de técnica revoleando los brazos y mirándose con ojos saltones. Después de la intervención de El Principe Idiota y compañía, se bajaron varios cambios. Fue gracias al oficio, la música y la musicalidad que emanaron cuando las papas quemaban. Me dejaron atónito y dieron cuenta de este pensamiento con el que inauguré la columna.
Veo muchos puntos perfectos en su lógica humana, y no titubeo cuando afirmo este pensar. Lo tiene merecida la banda. El año pasado, en plena pandemia, lanzaron el EP Nuestro Mundo para seguir dando estocadas de un rumbo que va hacia adelante nada más. En 12 días pisan Mar Del Plata nuevamente. Haré todo lo posible para ir. Necesito de su arte.
