Libracos: Oscar Jalil

Marcos Gabarain
5 min readMay 9, 2022

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En 2015, el periodista Oscar Jalil editó la primera edición de Libertad, Divino Tesoro, biografía de Luca Prodan. Aquí, el oriundo de Mendoza explica los detalles de una epopeya nostálgica para construir la humanidad de uno de los héroes de la música argentina.

El Libro

Libertad, Divino Tesoro cuenta, en voz de muchas personas allegadas, la fugaz pero intensa vida de Luca Prodan, su contexto familiar y sus andanzas por el viejo continente y Sudamérica. El anecdotario es extenso, divertido y profundo.

La Entrevista

-Contame el comienzo del trabajo ¿Siempre tuvo la misma intención el libro?¿O comenzó como algo distinto?-

-El comienzo fue bastante inusual, porque a mi no se me hubiese ocurrido plantear la posibilidad de escribir un libro sobre Luca Prodan. Vino la propuesta desde Planeta. Yo laburé mucho tiempo en Los Inrockuptibles, y uno de los editores es Mariano Valerio. Él hace años que trabaja en Planeta, y me planteó la posibilidad más que nada porque yo tenía buena relación con Andrea Prodan. Había trabajado en una nota por los 25 años de la muerte de Luca para Rolling Stone en diciembre de 2002. Yo nunca había escrito una biografía. Pensaba al principio que cada capítulo podría ser una nota de tapa de la revista, con ese tipo de contextualización. Empecé a acumular información y a contactar a la mayor cantidad de entrevistados posible, llegando al corazón de la gente que tuvo que ver con la vida de Luca. Si no hablaba Andrea, Timmy McKern o Germán Daffunchio el libro no tenía razón de ser-

«En un principio, yo me imaginaba algo que permitiera contextualizar la época. Me imaginaba a alguien de 20/30 años tratando de entender ese momento de dictadura cuando Luca llegó a la Argentina. Él vivió tres años de dictadura. Eso me parece fundamental, contextualizar el momento del país, de lo que pasaba en el rock y la mirada de la prensa y la sociedad».

-¿Fue arduo el trabajo de entrevistar, recopilar y llegar a las voces autorizadas?-

-Empecé en enero de 2012. Fui a Córdoba a ver a Andrea, y charlé mucho con él. En ésa época, me casé y me fui de luna de miel a Europa. Él me armó una guía de lugares en Londres y Roma donde frecuentaba Luca, hasta la dirección de sus casas. Fueron casi cuatro años de estar con la cabeza metida en el libro. Se complicó en un momento. Un entrevistado me llevaba a otro, aproximadamente noventa entrevistas. Me encontré que era realmente una especie de historia imposible de contar. Varias personas en particular me dijeron que no directamente, y no había buena onda con lo que había sucedido con la biografía que escribió Carlos Polimeni. Estaban molestos. Yo tenía que vencer esa barrera, y prometerles que iba a ser otra cosa y se iban a respetar sus dichos. El caso más concreto fue el de Monica Stromp, la ex novia de Luca. Ella, por esto mismo, me pidió tener una especie de garantía donde ella pudiese leer los dichos antes de que se publicara el libro.-

-¿Qué crees que fue lo mágico, o singular, de Luca Prodan como artista y como persona?-

-Yo creo que Luca era un gran seductor. Una persona muy sufrida que no la pasó muy bien en su infancia, que tuvo una familia opresiva, sobre todo su relación con su padre. Siempre buscó un hueco por donde escapar hacia la libertad. Es una persona en fuga, desde que se escapa de la escuela en Escocia y aparece en Roma un tiempo después. Se escapó de la heroína, de la colimba, de la dureza de sus padres.-

«Me parece que también al mismo tiempo era una persona muy sensible, muy carismática y que tenía un montón de información que acá no teníamos por estar en dictadura. Él venía de Inglaterra y la explosión del Punk, y era un mesías para la gente con quien charlaba y contaba anécdotas. Era alguien cálido, sobre todo con las mujeres, alguien que sabía escuchar y buen amigo«

-¿Qué te atrapa de Sumo?-

-Sumo, cuando lo conocí en el ’85 con Divididos Por La Felicidad, era algo de otro planeta. Había un salvajismo y al mismo tiempo un control que yo nunca había escuchado. Me gustaban las tensiones en la banda. Por un lado un guitarrista tipo Adrian Belew, atípico como Germán Daffunchio, y por el otro lado el virtuosismo a lo Hendrix de Mollo. También, no estábamos acostumbrados a cantantes así, a lo Jim Morrison o Ian Dury. Luca tenía un caudal de energía muy intenso, que contagiaba. La base era algo único. Hubo bandas de reggae después, pero eran aprendices al lado de Superman y Arnedo. El saxo de Petinatto es fundamental. Esas variaciones que tienen las canciones de Sumo, muchas veces vienen del Free Jazz. Él era el único en la banda con el que Luca podía hablar sobre armar una banda y de música.-

-¿Te imaginás a Luca como testigo del menemismo?-

-Siempre me cuesta ver a Luca post 1987. No sé qué hubiese pasado. Él sabía que se iba a morir, y buena parte de lo que hizo lo armó pensando en eso. Vivió en el proceso militar, así que el menemismo seguramente le hubiese causado mucha gracia. Él se divertía mucho con la cosa «tilinga» del argentino, con esas cuestiones que tienen buena parte de nuestra clase media. Quizás podría haber ayudado a que no existiese tanto vacío ideológico en aquella época.-

-¿Te gustaría escribir un libro sobre algún otro fenómeno de nuestra música?-

-Cuando surgió la posibilidad de escribir el libro, Mariano Valerio me decía, un poco en broma y un poco en serio, que una vez que yo terminase el libro de Luca, íbamos a ir a por el de Federico Moura. Cuando yo terminé en 2015, y fue el periodo de presentación, me costó volver a la labor periodística. Me sentía vacío, como que ya más que eso no podía escribir. Tenía que hacer una reseña de un disco y me costaba. Pero me acomodé con las notas largas de la Rolling Stone, que requieren mucha investigación. Hay artistas que me interesan, pero me parece que estaría bueno trabajar un libro sobre alguien que está vivo y no recurrir a la memoria, que es muy frágil, sobre todo con estos artistas que fallecieron hace más de 35 años.-

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Marcos Gabarain

Periodista, Productor, Conductor de radio, Podcaster, Músico y Musicalizador